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Tradición aventurera.

PRESENTACIÓN DE LA BODEGA
Algunos de sus contemporáneos tomaban sin duda a António Alves Cálem por un aventurero incurable. En realidad, era su pasión por el espíritu empresarial lo que realmente le motivaba. Cuando fundó Porto Cálem en 1859, ya había decidido cruzar el Atlántico y exportar a Brasil. Esto ocurría en una época en la que el Porto se enviaba normalmente a las Islas Británicas y otros mercados europeos. Los caminos trillados no eran para Cálem. En cuanto estableció una ruta hacia Brasil, sus primeras transacciones se hicieron en maderas exóticas. Una vez más, esto podría haber sido juzgado como una decisión intrépida. De hecho, fue un riesgo meditado que abrió la puerta a una relación comercial de gran éxito. (1)

(1) Texto extraído de la web de la bodega