En un paisaje plano de vid y cereal, que corre por una extensa llanura, en la tierra en la que podrás visitar el Museo de Sara Montiel y las cuevas y molinos de viento de Campo de Criptana y de Alcázar de San Juan, se encuentra la famosa ruta del vino de La Mancha. Aquí el cultivo del vino es fruto de los cristianos asentados tras la reconquista en los siglos XII y XIII y se hace en suelos calizos de clima continental (veranos muy calurosos e inviernos fríos) sobre los que se posa el sol una media de 3000 horas al año. Las uvas más importantes de esta zona son la blanca Airén, y las tintas Tempranillo y Cenzibel. Si vienes a esta ruta, conocerás de cerca los caminos que en la imaginación de Cervantes recorrieron don Quijote y Sancho, y descubrirás platos muy famosos de la gastronomía manchega como las gachas, el gazpacho y el pisto, y otros menos conocidos pero muy típicos como las migas pastor, el atascaburras, los duelos y quebrantos o el morteruelo. Platos que podrás acompañar de una gran variedad de vinos, tanto tintos, como blancos, rosados y espumosos. Algunos caldos están elaborados con uvas más ‘extrañas’ para la zona como la Moravia agria, la Prieto picudo o el Tinto velasco.
Virgen de las Viñas Bodega y Almazara
Se apuesta por la innovación y el desarrollo de modernas técnicas de vinificación, teniendo como objetivo la calidad y la posibilidad de ofrecer al consumidor un producto diferenciado.
Interesante visita para conocer la historia vitivinícola de Tomelloso. Además, te muestran los famosos bombos, construcciones pastoriles de origen bereber, además de cuevas con utensilios de época.