Visitar un viñedo es una experiencia sensorial que conecta a las personas con la tierra y el arte de la vinificación. Al llegar, los visitantes son recibidos por vastas extensiones de viñas alineadas con precisión, cada una con su historia y variedad específica de uva. El aire está impregnado de un aroma fresco y terroso, complementado por notas dulces de las frutas maduras.
