Un vino espumoso es aquel que contiene dióxido de carbono disuelto, lo que le confiere su característica efervescencia o burbujeo. Este gas puede generarse de manera natural mediante una segunda fermentación, ya sea en botella (método tradicional) o en tanques (método Charmat), o bien añadirse artificialmente, aunque esta última opción es menos valorada en términos de calidad.
La elaboración del vino espumoso comienza con la fermentación del mosto, al igual que un vino tranquilo. Posteriormente, se provoca una segunda fermentación añadiendo azúcar y levaduras, lo cual genera el gas carbónico que queda atrapado en el líquido. En el método tradicional, esta segunda fermentación ocurre dentro de la botella; en el método Charmat, se lleva a cabo en depósitos presurizados de acero inoxidable.
En Portugal, aunque el país es más conocido por sus vinos tranquilos y fortificados, también produce vinos espumosos de gran calidad. Existen bodegas repartidas por varias regiones vinícolas, como Bairrada, Távora-Varosa y algunas zonas del Alentejo, que han desarrollado una sólida tradición en la elaboración de espumosos. Estas bodegas aprovechan tanto variedades autóctonas como internacionales, y combinan técnicas tradicionales con innovación, ofreciendo una amplia gama de vinos espumosos que reflejan la diversidad y riqueza del terroir portugués.
Beira Serra Vinhos

Quinta vale do Cruz
